He elegido este título con la intención de dejar intuir el tema de debate que es el objetivo de este blog que estreno como trabajo para la asignatura de "Sociedad del Conocimiento, Tecnología y Educación" del grado de Pedagogía de la UNED.
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miércoles, 22 de diciembre de 2010
Cerebro / Mente
"La música es tan natural unidos con nosotros en que no puede ser libre de ella, incluso si así lo desean" (Boecio citado por Storr).
sábado, 20 de noviembre de 2010
La música desarrolla el cerebro de los niños pequeños
Un nuevo experimento comprueba el efecto del aprendizaje musical sobre el córtex infantil
Un experimento desarrollado por psicólogos canadienses ha comprobado que la enseñanza musical acelera el desarrollo del córtex cerebral de los niños de maternal y primaria, así como que tiene un efecto positivo sobre la memoria y la atención de los más pequeños. La mejora de la capacidad de memorización alcanzada gracias a la música facilita el aprendizaje de la lectura, de la escritura y de las matemáticas, así como el desarrollo de la capacidad de ubicarse en un entorno e incluso el coeficiente intelectual. Por Eduardo Martínez.
Auditory Development Lab
La música mejora las capacidades cognitivas de los niños, según un estudio que publica la revista Brain. El estudio fue desarrollado por psicólogos de la Universidad McMaster de Canadá, que compararon los efectos del aprendizaje de la música sobre la sensibilidad de los niños y sobre su capacidad de memorización.
Los investigadores hicieron un seguimiento de dos años a dos grupos de niños de edades comprendidas entre los cuatro y los seis años. El primer grupo recibió durante un año enseñanzas musicales extraescolares según el método Suzuki, mientras que el segundo grupo no recibió enseñanza musical alguna.
El método Suzuki, ideado por un violinista japonés que es además filósofo y pedagogo, permite a los niños, aunque sean muy pequeños, aprender música e incluso tocar un instrumento.
Basado en el principio del lenguaje maternal, el método Suzuki enseña música mediante el juego e implica a los niños a escuchar cada día alguna melodía. Respetando el ritmo de asimilación del niño, este método le permite descubrir, experimentar y desarrollar su sensibilidad musical.
Cuatro chequeos
Durante el año que duró el experimento, los investigadores chequearon a los niños cuatro veces. El chequeo consistía en medir la actividad de su cerebro a través de la técnica conocida como magnetoencefalografía, mientras los niños escuchaban dos tipos de música: una procedente de un violín y otra de una algazara.
Los niños completaron un test musical en el cual se les pedía distinguir entre armonías, ritmos y melodías, y una prueba de memoria en la cual tenían que escuchar series de números, recordarlas, y luego repetirlas.
Con este sistema, fue posible apreciar mejor la forma en que los niños captan, perciben e integran los sonidos musicales, así como los cambios inducidos por la actividad musical sobre el córtex cerebral.
Además, después de la primera y la última sesión los investigadores evaluaron la capacidad de memorización de los niños, así como de fijarse en los armónicos, los ritmos y las melodías.
Los resultados del experimento fueron diferentes para los dos grupos de niños. Los que habían seguido el método Suzuki mostraron una mayor sensibilidad hacia la melodía emanada de un instrumento como el violón, lo que según los psicólogos significa una maduración acelerada del córtex cerebral.
Además, estos niños alcanzaron una capacidad de memorización más importante que los del segundo grupo, incluso desde la primera evaluación, ocurrida a los cuatro meses de iniciado el experimento.
Otras habilidades
La mejora de la capacidad de memorización alcanzada gracias a la música facilita el aprendizaje de la lectura, de la escritura y de las matemáticas, así como el desarrollo de la capacidad de ubicarse en un entorno e incluso el coeficiente intelectual.
Según los investigadores, liderados por Laurel Trainor, profesora de Psicología, Neurociencia y Conducta de la McMaster University en Hamilton, Canadá, es la primera vez que un estudio muestra las respuestas del cerebro pueden evolucionar de manera diferente en el transcurso de un año, según los niños hayan sido formados o no en el conocimiento y la experiencia musical.
Estos cambios tienen una relación directa con las mejores habilidades cognitivas constatadas en los niños que practican la música, lo que constituye una evidencia de que el aprendizaje musical tiene un efecto positivo sobre la memoria y la atención de los más pequeños, lo que indica la conveniencia de que la música debería formar parte de la enseñanza maternal y primaria.
Aunque estudios anteriores habían demostrado ya que los niños mayores que recibían clases de música experimentaban más mejoras en su coeficiente intelectual (CI) que los que iban a clases de teatro, este es el primer estudio que identifica estos efectos en mediciones cerebrales de niños más pequeños.
Los investigadores hicieron un seguimiento de dos años a dos grupos de niños de edades comprendidas entre los cuatro y los seis años. El primer grupo recibió durante un año enseñanzas musicales extraescolares según el método Suzuki, mientras que el segundo grupo no recibió enseñanza musical alguna.
El método Suzuki, ideado por un violinista japonés que es además filósofo y pedagogo, permite a los niños, aunque sean muy pequeños, aprender música e incluso tocar un instrumento.
Basado en el principio del lenguaje maternal, el método Suzuki enseña música mediante el juego e implica a los niños a escuchar cada día alguna melodía. Respetando el ritmo de asimilación del niño, este método le permite descubrir, experimentar y desarrollar su sensibilidad musical.
Cuatro chequeos
Durante el año que duró el experimento, los investigadores chequearon a los niños cuatro veces. El chequeo consistía en medir la actividad de su cerebro a través de la técnica conocida como magnetoencefalografía, mientras los niños escuchaban dos tipos de música: una procedente de un violín y otra de una algazara.
Los niños completaron un test musical en el cual se les pedía distinguir entre armonías, ritmos y melodías, y una prueba de memoria en la cual tenían que escuchar series de números, recordarlas, y luego repetirlas.
Con este sistema, fue posible apreciar mejor la forma en que los niños captan, perciben e integran los sonidos musicales, así como los cambios inducidos por la actividad musical sobre el córtex cerebral.
Además, después de la primera y la última sesión los investigadores evaluaron la capacidad de memorización de los niños, así como de fijarse en los armónicos, los ritmos y las melodías.
Los resultados del experimento fueron diferentes para los dos grupos de niños. Los que habían seguido el método Suzuki mostraron una mayor sensibilidad hacia la melodía emanada de un instrumento como el violón, lo que según los psicólogos significa una maduración acelerada del córtex cerebral.
Además, estos niños alcanzaron una capacidad de memorización más importante que los del segundo grupo, incluso desde la primera evaluación, ocurrida a los cuatro meses de iniciado el experimento.
Otras habilidades
La mejora de la capacidad de memorización alcanzada gracias a la música facilita el aprendizaje de la lectura, de la escritura y de las matemáticas, así como el desarrollo de la capacidad de ubicarse en un entorno e incluso el coeficiente intelectual.
Según los investigadores, liderados por Laurel Trainor, profesora de Psicología, Neurociencia y Conducta de la McMaster University en Hamilton, Canadá, es la primera vez que un estudio muestra las respuestas del cerebro pueden evolucionar de manera diferente en el transcurso de un año, según los niños hayan sido formados o no en el conocimiento y la experiencia musical.
Estos cambios tienen una relación directa con las mejores habilidades cognitivas constatadas en los niños que practican la música, lo que constituye una evidencia de que el aprendizaje musical tiene un efecto positivo sobre la memoria y la atención de los más pequeños, lo que indica la conveniencia de que la música debería formar parte de la enseñanza maternal y primaria.
Aunque estudios anteriores habían demostrado ya que los niños mayores que recibían clases de música experimentaban más mejoras en su coeficiente intelectual (CI) que los que iban a clases de teatro, este es el primer estudio que identifica estos efectos en mediciones cerebrales de niños más pequeños.
domingo, 7 de noviembre de 2010
lunes, 1 de noviembre de 2010
domingo, 31 de octubre de 2010
Los valores humanos de la música
He elegido este título con la intención de dejar intuir el tema de debate que es el objetivo de este blog que estreno como trabajo para la asignatura de "Sociedad del Conocimiento, Tecnología y Educación" del grado de Pedagogía de la UNED.
Hablo de "valores humanos" como un conjunto de valores de variadísima índole que son potenciales en todo ser humano, pero que en muchos, demasiados casos, no se llegan a desarrollar por muy diversas razones, sobre todo de carácer familiar, social y educacional. Entre estos valores empezaría destacando algunos, de manera no excluyente, como son capacidad de esfuerzo, concentración, perseverancia, paciencia, trabajo en equipo, trabajo individual en solitario, sacrificio, desarrollo de capacidades motrices, cognitivas, sensitivas, visión micro y macroscópica de todos los elementos de la vida, percepción de los grados en toda gama (como por ejemplo grados de gris entre el blanco y el negro, o de intensidad de calor, sonido o ruido, etc.), respeto sin complejos por las jerarquías puntuales establecidas con un fin (como por ejemplo respeto en el seguimiento a las pautas dictadas desde la dirección, sea de una orquesta o de una empresa cualquiera), asunción de la importancia de todo rol dentro de un engranaje (saber que uno es parte vital de un organismo como lo es la gasolina, las ruedas, el carburador o el volante de un coche, es decir, sine qua, non)... en fin, valores que, según mi manera de entender la vida, no hacen a nadie más humano, porque humanos somos todos al 100%, pero sí más civilizados, más socializados, más humanizados, más avanzados... más alejados de los llamados bajos instintos y de la sinrazón.
En próximas entradas intentaré incluir datos que lleven a debate y que me ayuden, si es posible, a demostrar que la música es un lenguaje con unas características aventajadas para la consecución del progreso en los mencionados valores. El aprendizaje de la música es una tarea multidisciplinar que requiere de todos nuestros sentidos (y de la especial agudización de los sentidos restantes en personas que carecen de alguno de ellos, como se ha demostrado con músicos ciegos, minusválidos e incluso... ¡sordos!... no hace falta nombrarle, ¿no?) y es, además, una tarea sin fin. Nadie nunca ha llegado ni llegará a la perfección en ningún aspecto de la música (interpretación, composición, etc.), pero todos nos acercamos a ella contínuamente y la perseguimos como un objetivo invisible tras la línea del horizonte.
Para concluir esta presentación, creo que puedo establecer que la música nos humaniza.
Hablo de "valores humanos" como un conjunto de valores de variadísima índole que son potenciales en todo ser humano, pero que en muchos, demasiados casos, no se llegan a desarrollar por muy diversas razones, sobre todo de carácer familiar, social y educacional. Entre estos valores empezaría destacando algunos, de manera no excluyente, como son capacidad de esfuerzo, concentración, perseverancia, paciencia, trabajo en equipo, trabajo individual en solitario, sacrificio, desarrollo de capacidades motrices, cognitivas, sensitivas, visión micro y macroscópica de todos los elementos de la vida, percepción de los grados en toda gama (como por ejemplo grados de gris entre el blanco y el negro, o de intensidad de calor, sonido o ruido, etc.), respeto sin complejos por las jerarquías puntuales establecidas con un fin (como por ejemplo respeto en el seguimiento a las pautas dictadas desde la dirección, sea de una orquesta o de una empresa cualquiera), asunción de la importancia de todo rol dentro de un engranaje (saber que uno es parte vital de un organismo como lo es la gasolina, las ruedas, el carburador o el volante de un coche, es decir, sine qua, non)... en fin, valores que, según mi manera de entender la vida, no hacen a nadie más humano, porque humanos somos todos al 100%, pero sí más civilizados, más socializados, más humanizados, más avanzados... más alejados de los llamados bajos instintos y de la sinrazón.
En próximas entradas intentaré incluir datos que lleven a debate y que me ayuden, si es posible, a demostrar que la música es un lenguaje con unas características aventajadas para la consecución del progreso en los mencionados valores. El aprendizaje de la música es una tarea multidisciplinar que requiere de todos nuestros sentidos (y de la especial agudización de los sentidos restantes en personas que carecen de alguno de ellos, como se ha demostrado con músicos ciegos, minusválidos e incluso... ¡sordos!... no hace falta nombrarle, ¿no?) y es, además, una tarea sin fin. Nadie nunca ha llegado ni llegará a la perfección en ningún aspecto de la música (interpretación, composición, etc.), pero todos nos acercamos a ella contínuamente y la perseguimos como un objetivo invisible tras la línea del horizonte.
Para concluir esta presentación, creo que puedo establecer que la música nos humaniza.
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